Especialistas del Hospital Mass General Brigham, en Estados Unidos, publicaron un estudio para identificar los factores por los cuales muchas mujeres aparentemente “sanas” pueden llegar a sufrir infartos o accidentes cerebrovasculares.
Los datos muestran que hasta la mitad de estos episodios ocurren en personas sin hipertensión, colesterol alto, diabetes ni hábito de fumar, lo que cuestiona los modelos tradicionales de prevención y obliga a buscar factores de riesgo menos evidentes.
La investigación, publicada en The European Heart Journal y presentada en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, siguió durante 30 años a 12.530 mujeres.
El análisis evidenció que el nivel de inflamación medido mediante la proteína C reactiva ultrasensible (PCRus o hsCRP) predice con mayor precisión la probabilidad de un evento cardiovascular que los modelos tradicionales basados en presión arterial, colesterol o diabetes.
Investigación con enfoque de género

La investigación señaló que las enfermedades cardíacas en mujeres siguen “infradiagnosticadas e infratratadas”.
De acuerdo con los datos, se concluyó que las patologías, bajo este contexto, pueden presentarse con síntomas diferentes, como náuseas, fatiga, dificultad para respirar o dolor en cuello y mandíbula, lo que retrasa tanto el diagnóstico como el tratamiento.
El análisis también reveló que las mujeres tardan más que los hombres en recibir atención por dolor torácico, un retraso que se agrava en aquellas pertenecientes a minorías étnicas.
Expertos del Hospital Mass General Brigham sugieren medir los niveles de PCRus en mujeres de mediana edad, especialmente cuando existen antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares o complicaciones durante el embarazo.
Por su parte, la guía de la Sociedad Europea de Cardiología de 2024 aún refleja un predominio masculino en la definición de criterios y factores de riesgo, lo que hace necesaria su actualización para avanzar hacia una mayor equidad en la atención cardiovascular.
Los especialistas destacan la importancia de fortalecer la formación médica, revisar los criterios de riesgo y mejorar la identificación de síntomas poco comunes a partir de los 40 años de edad, para que estos grupos poblacionales reciban la prevención adecuada.
El ictus, un riesgo global para la salud

El ictus, patología también conocida como accidente cerebrovascular, ocurre cuando se interrumpe el flujo sanguíneo hacia el cerebro, lo que provoca daño cerebral y puede dejar secuelas graves. Existen dos tipos principales: el isquémico, causado por la obstrucción de una arteria, y el hemorrágico, producido por la rotura de un vaso sanguíneo.
Entre sus principales factores de riesgo se encuentran la hipertensión, la diabetes, el colesterol alto, el tabaquismo y la obesidad, aunque estudios recientes destacan la identificación de otros factores que no son diagnosticados durante una consulta médica.
De acuerdo con datos del Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, cada año en Estados Unidos más de 795 mil personas sufren un ictus, 137 mil de ellas fallecen.
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