Polonia registró una violación significativa de su espacio aéreo por parte de drones rusos la madrugada del miércoles 10 de septiembre.
El gobierno polaco calificó el incidente como un «acto de agresión» y activó el Artículo 4 de la OTAN, un mecanismo que permite a cualquier país miembro solicitar consultas con sus aliados cuando percibe una amenaza a su seguridad o integridad territorial.
Este hecho marca la primera vez que un país miembro de la OTAN derriba drones rusos dentro de su propio territorio desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania en 2022.

Detalles del incidente
Según el primer ministro polaco, Donald Tusk, se identificaron 19 violaciones del espacio aéreo polaco durante la madrugada. De estos, al menos tres drones fueron derribados con la ayuda de aviones de combate de la OTAN, incluidos F-35 neerlandeses y F-16 polacos.
Los drones, en su mayoría de fabricación iraní Shahed, fueron lanzados desde Bielorrusia y la frontera occidental de Rusia hacia el oeste de Ucrania, cruzando posteriormente la frontera polaca.
Las autoridades polacas confirmaron que una vivienda en el pueblo de Wyryki-Kolonia, en la provincia de Lublin, fue dañada por la caída de un dron. Además, se encontraron restos de siete drones y un misil de origen desconocido en varias localidades cercanas a la frontera con Ucrania.
El aeropuerto de Varsovia-Chopin y otros tres más fueron cerrados temporalmente por razones de seguridad.

Reacciones oficiales y diplomáticas
El Ministerio de Defensa de Rusia negó haber planeado atacar objetivos en territorio polaco. En un comunicado publicado en Telegram, Rusia afirmó que el alcance máximo de vuelo de los drones utilizados en el ataque a Ucrania no supera los 700 kilómetros y expresó su disposición a celebrar consultas con Varsovia.
El portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, calificó las acusaciones de «infundadas» y sugirió que la incursión pudo haber sido una provocación externa.
Por su parte, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, afirmó que al menos ocho drones kamikaze Shahed fueron lanzados deliberadamente contra Polonia. Las autoridades polacas han encontrado restos de los drones y de un misil, mientras que el Ministerio de Defensa ruso confirmó haber atacado con armas de precisión varias regiones ucranianas, incluida la ciudad de Lviv, limítrofe con Polonia.
En respuesta, Alemania calificó la violación del espacio aéreo polaco como deliberada. El ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, indicó que no hay motivos para pensar que se trató de un error y recordó que los drones iban armados.
Asimismo, el ministro de Exteriores alemán, Johann Wadephul, subrayó que la incursión representa “una peligrosa escalada” y destacó que la OTAN permanece unida y preparada para actuar, aunque aún no se ha activado el Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte. Alemania apoyó plenamente la decisión de Polonia de invocar el Artículo 4 para consultas con los aliados.
El Reino Unido también reaccionó ante el incidente. El ministro británico de Defensa, John Healey, anunció que ordenó a las fuerzas británicas considerar el refuerzo de la defensa aérea de Polonia a través de la OTAN, destacando que el presidente ruso ha alcanzado “un nuevo nivel de hostilidad contra Europa”.
Healey hizo estas declaraciones tras una reunión del grupo E5 (Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Polonia) para coordinar apoyo militar a Ucrania.
España se sumó a las condenas, con el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, señalando la necesidad de una “firmeza necesaria” ante la violación del espacio aéreo polaco, pero sin precipitarse.
Albares enfatizó que los europeos y socios de la OTAN deben actuar siempre unidos y destacó que España trabaja por la paz y la seguridad del continente. El ministro español también transmitió solidaridad a Polonia, tras conversar con su homólogo Radoslaw Sikorski.
Contexto geopolítico y medidas adoptadas
Este incidente ocurrió días antes de los ejercicios militares conjuntos entre Rusia y Bielorrusia, conocidos como Zapad-2025, programados del 12 al 16 de septiembre, lo que incrementó las tensiones en la región.
Además, la incursión se produjo en un momento de creciente preocupación por la seguridad en Europa del Este, especialmente en países miembros de la OTAN cercanos a Ucrania.
En respuesta al ataque, Polonia cerró temporalmente su frontera con Bielorrusia y anunció ejercicios militares conjuntos con aliados, movilizando hasta 30.000 tropas. El primer ministro polaco, Donald Tusk, y otros líderes europeos condenaron el ataque, considerándolo una escalada deliberada por parte de Rusia.
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