Vivir cerca de la playa es para algunas personas una experiencia que va más allá del simple placer de tener una vista al mar, ya que lo definen como un estilo de vida que nutre profundamente el cuerpo y la mente.
La brisa salina, el incesante murmullo de las olas y la vasta extensión del océano se combinan y pueden crear un entorno terapéutico que proporcionan beneficios corroborados tanto por la ciencia, como por los testimonios de quienes lo viven día a día.
El neumonólogo Luis Rivas señaló en entrevista para El Diario que la salinidad y la humedad del aire costero actúan como un nebulizador natural, lo que incluso puede ayudar con las secreciones bronquiales para que los pulmones funcionen con mayor fluidez.
“Hay casos de pacientes con rinitis alérgica o asma que se trasladan a zonas de playa y mejoran. El ambiente marino podría tener un efecto beneficioso también para quienes padecen afecciones crónicas, siempre que se acompañe de un monitoreo médico”, dijo el doctor Rivas.

Además, algunos residentes de zonas playeras creen que el entorno fomenta un estilo de vida activo, ya que tan solo con caminar por la arena se pueden quemar calorías, fortalecer músculos y evitar el sedentarismo.
“Paso horas en el agua sin que me duela nada, puedo caminar metros sin cansarme y duermo plácidamente cada noche. Yo creo que es por vivir cerca de la playa, hay amigos en Caracas que no se sienten como yo de jóvenes”, expresó para El Diario Carlos, un venezolano de 61 años de edad, quien vive desde hace 25 años en Adícora, estado Falcón.
Otro de los beneficios que se han comprobado tiene que ver con la exposición moderada a la luz solar para la producción de vitamina D. La Librería Nacional de Medicina de Estados Unidos indica que vivir en un ambiente de playa puede ayudar con la absorción de calcio, la salud de los huesos y del sistema inmunológico.

Beneficios emocionales de vivir en la playa
El impacto del mar en la salud mental también ha sido reconocido en diversas investigaciones científicas, como un estudio de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido, en el que demostraron que las personas que viven a menos de un kilómetro de la costa tienen un 22 % más de probabilidades de reportar una mejor salud mental en comparación con quienes viven en ciudades lejos de la playa.
Los investigadores atribuyen este fenómeno a una combinación de factores: el sonido de las olas, que tiene un ritmo constante y predecible que tranquiliza el sistema nervioso; el color azul, que se asocia con la calma y la estabilidad; y el paisaje, que ayuda a olvidar los problemas cotidianos.
El psicólogo Eduardo González explicó para El Diario que el océano puede ser, para algunas personas, como un “antídoto contra el estrés crónico” debido a que la exposición a entornos naturales, especialmente al mar, reduce los niveles de cortisol.

“El simple acto de sentarse a contemplar el horizonte puede ser un ejercicio de mindfulness que centra la mente y reduce la aparición de pensamientos negativos. Sirve como una terapia para enfocarse en las soluciones y no en los problemas”, acotó el especialista.
En El Supí, un pueblo de la península de Paraguaná, los habitantes parecen vivir con más calma. Así describió sus días María Elena, una venezolana de 60 años de edad que siempre ha vivido cerca de la playa.
“Para nosotros, el mar es un compañero. Nos da el sustento con la pesca, y nos da la paz cuando más la necesitamos. Me gusta pasear y recoger conchas en la arena hasta ver el sol caer. No hay apuro aquí”, dijo María Elena para El Diario.

Los entrevistados coincidieron en asegurar que otro aspecto positivo de los pueblos playeros es la sensación de comunidad y de apoyo mutuo que prevalece y contribuye al bienestar común.
“Si pasan dos días y no vemos a un vecino por ahí caminando, vamos a su casa a ver si necesita algo. En el mar la vida es así, tranquila y con amigos que siempre estamos pendientes de los demás”, acotó Carlos.
De esta manera, con los testimonios de los habitantes de los pueblos playeros en el estado Falcón, y la evidencia científica, se reveló que la cercanía con el mar puede provocar beneficios para la salud tanto física como mental.
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