En Caracas, el tránsito en autopistas, calles y avenidas forma parte de la rutina diaria de sus ciudadanos. En medio de este entramado, los mototaxistas surgieron para paliar la necesidad de llegar rápido a los destinos, llegar a zonas que otros vehículos no llegan o tan solo para evitar los otros medios de transporte en la ciudad.
Diversas aplicaciones aparecieron en el panorama para brindar a los venezolanos su función como transportistas. Con este oficio, estos motorizados son testigos de la cotidianidad de la urbe, observadores de historias que se desarrollan a lo largo de sus recorridos y portadores de anécdotas urbanas.
El equipo de El Diario realizó un recorrido por varias zonas de Caracas para conocer algunas de sus vivencias. La mayoría de los entrevistados señaló que la jornada suele comenzar temprano, ya que muchos usuarios solicitan sus servicios para llegar a tiempo a sus lugares de trabajo.
Se reúnen en paradas estratégicas, desde las grandes arterias viales hasta las esquinas de urbanizaciones y zonas comerciales, lugares donde saben que hay más movimiento y eso les permite estar cerca cuando pidan los servicios a través del sistema de las distintas empresas.

Su trabajo se puede extender hasta tarde, debido a que la mayoría se ajusta a la demanda de una ciudad que no se detiene. Sin embargo, algunos dijeron que ya pasadas las 11:00 pm prefieren retirarse a sus hogares y si sale un servicio, evalúan si lo aceptan o no después de esa hora.
Cercanía con los clientes
José tiene 12 años de experiencia como mototaxista en Caracas, comenzó trabajando por su cuenta, luego se afilió a una cooperativa en La Candelaria y ahora labora para una de las empresas que ofrece este servicio en el país, la cual asegura le brinda más seguridad en varios sentidos tanto para él como para los usuarios.
“Con la aplicación me siento más tranquilo, y los que se montan conmigo también. Conozco un señor que me tenía de favoritos para que cuando pidiera una carrera el sistema me diera prioridad. Una vez, me pidió que lo llevara a Catia y que lo esperara porque iba a ver a su hija después de 15 años y no sabía cómo lo iba a recibir. Cuando llegamos, se hizo una fiesta y hasta me invitaron a celebrar con ellos el encuentro. Fue bonito”, contó José en entrevista con El Diario.
Esta historia es un ejemplo de las conexiones humanas que se establecen en el día a día. Los mototaxistas no solo transportan a desconocidos, a veces se convierten en confidentes ocasionales o en testigos de momentos importantes en la vida de sus pasajeros.

Para Carlos, otro mototaxista, la confianza debe venir de ambas partes para que el servicio sea óptimo. En ese sentido, narró una anécdota que para él ejemplifica lo que debería ser la norma entre la relación cliente-prestador de servicio.
“A veces los pasajeros piden cancelar el viaje con pago móvil directo al mototaxista, a mí eso no me importa, le cobro lo que marca la plataforma y hago el servicio. Pero una vez, llevé a una señora al Sambil (de Chacao) y como no tenía donde pararme me dijo te hago el pago apenas entre y no lo hizo nunca. En cambio, otro día un señor me hizo algo parecido y yo pensé ‘caí otra vez’, pero me sorprendió, a las pocas horas lo hizo, y así es como deben ser todos. La honradez vale”, acotó Carlos.
Atajos y sustos: la otra cara del servicio
Algunas rutas de Caracas representan un desafío debido al mal estado del pavimento. Los entrevistados resaltaron que la pericia para sortear estas irregularidades es una habilidad adquirida a través de la práctica.
Además, el conocimiento detallado del mapa urbano suele ser una herramienta para su trabajo, ya que les permite encontrar rutas alternas a aquellas que presentan más baches y así garantizar la seguridad de los acompañantes y optimizar los tiempos de traslado.

Alberto, un mototaxista que suele instalarse en un centro comercial de El Paraíso, comentó que hace algunos meses vivió una situación que le provocó angustia, debido a que en el momento no supo cómo manejar la eventualidad.
“Una vez, un pasajero me pidió que lo llevara a una clínica en La Castellana. Cuando íbamos por la autopista Gran Cacique Guaicaipuro, a la altura de los Hornos de Cal, se le explotó un caucho a la moto. Maniobré tan rápido como pude para evitar un accidente, pero me puse muy nervioso y el pasajero ni hablar. Nos detuvimos a un costado, con el peligro que un carro acelerado no nos viera, pero gracias a Dios no pasó nada. El señor pidió otro servicio y yo llamé a un amigo para que me rescatara”, contó Alberto.
José, el otro mototaxista, también tiene anécdotas sobre los sustos que se pueden vivir ejerciendo este oficio. Recordó un episodio en el que buscó a un cliente en Las Mercedes, al verlo se dio cuenta de que estaba en estado de embriaguez por lo que no debería viajar en moto, pero el usuario fue tan insistente que, a pesar de su reticencia inicial, decidió ceder.
“El joven se quedó dormido en la moto a los 5 minutos de arrancar. Cuando siento que se está yendo encima de mí, casi me da algo. Me detuve y lo bajé, le dije que pidiera por la aplicación un servicio de carro y ahí esperé hasta que llegó el colega y se lo llevó”, detalló José.

En momentos como esos, la rapidez para atender las circunstancias no planificadas son un factor que influye en un buen o mal desenlace de la situación.
Sucesos urbanos que se ven desde una moto
El manejo de imprevistos es una parte integral del trabajo. No solo se trata de sortear el tráfico, sino también de reaccionar ante situaciones inesperadas en la calle, para ello el conocimiento detallado de la ciudad se convierte en una herramienta en momentos de emergencia.
Además de estas situaciones, los mototaxistas también se convierten en testigos presenciales de otros hechos que ocurren a su alrededor. En ese sentido, Carlos relató que ha visto el momento exacto en el que ocurren accidentes de tránsito.
“Accidentes veo casi todas las semanas al menos uno. El que más recuerdo fue uno en la autopista que vi cuando un motorizado que iba a toda velocidad voló tres carriles tras ser impactado por un vehículo. Yo iba dos motos más atrás con una pasajera y no pude detenerme a ver cómo estaba o para ayudar, pero fue horrible”, dijo Carlos para El Diario.
Este tipo de siniestros son parte de la vida en las calles de Caracas, y los mototaxistas son los observadores de estos eventos que marcan la pauta del día a día. Los otros entrevistados coincidieron al decir que al pasar horas estacionados en una esquina o manejando, ven cómo transcurre el día en la ciudad, escuchan historias de personas que no conocen, captan la rapidez con la que caminan los transeúntes y hasta hacen nuevos amigos al encontrarse en un mismo lugar esperando un servicio.
La labor de quienes prestan el servicio de transporte sobre dos ruedas se desarrolla en un entorno de alta demanda y desafíos constantes, por lo que los testimonios recabados por El Diario revelan que, más allá de su función, su trabajo les permite tener una perspectiva única de la vida en Caracas.
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