El ingeniero agrónomo venezolano Barlin Olivares ingresó en el World’s Top 2 % Scientists de la Universidad de Stanford, una lista que identifica a los científicos más influyentes a nivel mundial, gracias a sus trabajos de investigación en la Universidad de Córdoba en España, donde reside actualmente.
El ingeniero, de 39 años de edad, originario de Maracay (Aragua), Venezuela, se graduó de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en 2009. Actualmente, trabaja como investigador de la Universidad de Córdoba (España) en un proyecto llamado CitriData, sobre espacio de datos en la cadena de valor de cítricos de Andalucía.
Olivares, quien tiene un doctorado en Ingeniería Agraria, Alimentaria, Forestal y del Desarrollo Rural Sostenible, dijo que el conocer su inclusión en el World’s Top 2 % Scientists de la Universidad de Stanford (EE UU) fue un momento de “emoción y reflexión”.
“Por un lado, sentí orgullo al saber que mi trabajo, que tantas horas y tanto esfuerzo ha requerido, está siendo reconocido a nivel internacional. Me motiva profundamente. Por otro lado, también lo tomé como un estímulo para seguir adelante, con humildad, porque este tipo de listas no son un punto final, sino más bien un paso dentro de un camino más amplio”, expresó en entrevista para El Diario.
Asimismo, indicó que esta noticia le permitió “pensar en sus raíces” y en las razones que lo llevaron a entrar en la agronomía y la investigación.
“(Lo hice) por mi país, por mi familia, por ayudar a que la agricultura y el medio ambiente de Venezuela puedan progresar. Ver este tipo de reconocimiento internacional refuerza que ese propósito tiene eco”, subrayó.
El interés en la ingeniería agrónoma
El ingeniero Barlin Olivares contó que desde pequeño sintió una conexión con el campo, debido a que su familia “siempre ha estado ligada a la agricultura”.
“Pasé buena parte de mi infancia en Rosario de Paya (Aragua), una zona rural donde aprendí a valorar la tierra, pero fue en el liceo cuando descubrí realmente mi pasión por las ciencias. Cuando hice el proyecto final de Ciencias sobre la propagación in vitro de la yuca en agua, realizado en la Fundación IDEA, y esa experiencia me marcó profundamente”, relató.

De acuerdo con Olivares, la idea de este proyecto de Ciencias vino del ingeniero agrónomo Juan Mateus, quien es su tío político y también ha sido una inspiración para él y su carrera como ingeniero agrónomo.
“Gracias a él, conocí el mundo de la biotecnología aplicada a la agricultura y entendí cómo la ciencia puede ayudar a muchos. Desde entonces, supe que quería dedicarme a esta profesión”, aseguró.
La migración a España
Barlin Olivares emigró a España en 2015, con el objetivo de ampliar su formación profesional gracias a una beca de la Fundación Carolina para cursar el Máster Oficial en Tecnología Ambiental en la Universidad Internacional de Andalucía.
“Esa oportunidad marcó un antes y un después en mi vida porque, además de ampliar mis conocimientos, me permitió abrirme camino en el ámbito científico internacional. Después del máster, decidí continuar con un doctorado, donde también me dieron una beca por parte de la Asociación Universitaria Iberoamericana de Postgrado (AUIP), en España”, agregó.
El doctorado que cursó era de Ingeniería Agraria, Alimentaria, Forestal y del Desarrollo Rural Sostenible en la Universidad de Córdoba.
“En ese entonces la situación del país era muy difícil y sentía una gran responsabilidad de ayudar a mi familia y de seguir creciendo, tanto personal como profesionalmente. Mi motivación era seguir investigando y sobre todo aprender cosas modernas y novedosas”, aseveró.

En este sentido, considera que España le ofreció un “entorno ideal para crecer”, gracias a que tiene “una gran tradición agrícola, excelentes investigadores y proyectos de alcance internacional”.
“Fue un paso difícil, pero sin duda una de las mejores decisiones que he tomado, tanto por mi superación personal como por el compromiso que asumí de aportar soluciones reales al campo venezolano y a la sociedad”, dijo.
El trabajo de investigación en la Universidad de Córdoba
Cuando culminó con sus estudios de doctorado, el ingeniero Barlin Olivares decidió quedarse trabajando en la Universidad de Córdoba porque sentía que “aún tenía mucho por aportar y aprender dentro del entorno académico y científico de esta casa de estudio”.
“Durante mi tesis doctoral, tuve la oportunidad de trabajar con investigadores de gran nivel y participar en proyectos internacionales que me mostraron el impacto real que puede tener la ciencia cuando se aplica al campo. Además, la universidad me ofreció la posibilidad de continuar vinculado a través de proyectos de cooperación internacional relacionados con cambio climático, equidad de género y biodiversidad”, añadió.

Actualmente, Olivares forma parte del proyecto de CitriData, donde trabaja en la creación de un espacio federado de datos y modelos predictivos para el sector citrícola.
“Este tipo de iniciativas representan exactamente el tipo de ciencia aplicada que siempre he querido desarrollar: investigación que genera conocimiento, pero también soluciones concretas. Por otro lado, permanecer en Córdoba también tiene un valor personal, es una ciudad que me acogió con cariño desde el primer día, donde construí amistades y una red profesional sólida.
Este ingeniero venezolano considera que la Universidad de Córdoba le brindó estabilidad, visibilidad a su trabajo y “un entorno en el que la ciencia, la tecnología y la sostenibilidad se conectan de forma natural”.
“Me quedé porque este lugar se convirtió en el escenario ideal para seguir creciendo y contribuir al desarrollo de una agricultura más inteligente y respetuosa con el medio ambiente”, agregó.
La inclusión de Barlin Olivares en el World’s Top 2 % Scientists de la Universidad de Stanford
El World’s Top 2 % Scientists de la Universidad de Stanford implica que Barlin Olivares está entre los científicos más citados e influyentes del planeta “a una edad relativamente joven”, tal y como señaló Olivares.
“En un ámbito donde el reconocimiento suele llegar tras décadas de carrera, alcanzar este logro es una motivación enorme y, al mismo tiempo, una gran responsabilidad. Siento que demuestra que el talento latinoamericano puede brillar en todo el mundo cuando se combina la pasión con el trabajo constante y la oportunidad de crecer”, agregó.
En cuanto a las implicaciones profesionales, aparecer en este listado tiene varios significados importantes, debido a que aseguró que formar parte de esta lista le “abre puertas a nuevas colaboraciones científicas y redes globales de investigación”.
“Permite que mi trabajo, enfocado en sostenibilidad, suelo y cambio climático, tenga un mayor alcance e impacto. También, refuerza la confianza en los proyectos en los que participo, tanto en la Universidad de Córdoba como en organismos internacionales como la FAO, mostrando que la investigación que realizamos desde Iberoamérica puede estar al nivel de los mejores centros del mundo”, explicó.

Insistió en que esta noticia lo impulsa a seguir formando a jóvenes investigadores, a compartir su conocimiento y a demostrar que “la ciencia también puede transformar vidas, comunidades y ecosistemas”.
“Obviamente, me recuerda de dónde vengo y por qué comencé este camino. Haber crecido en un entorno rural en Venezuela y ahora estar entre los científicos más influyentes del mundo es una muestra de que los sueños, cuando se acompañan de disciplina y propósito, pueden hacerse realidad”, indicó.
Este logro no es solo un premio individual, sino una oportunidad para seguir demostrando que “los venezolanos también podemos hacer ciencia de excelencia y con impacto global”.
La Mención Honorífica del Premio MapBiomas Venezuela 2025
La inclusión de su nombre en el World’s Top 2 % Scientists de la Universidad de Stanford no fue la única buena noticia que ha recibido este ingeniero venezolano en 2025, ya que también obtuvo la Mención Honorífica en la Primera Edición del Premio MapBiomas Venezuela 2025, un logro que considera “una alegría enorme y un reconocimiento muy especial para el equipo de autores académicos venezolanos”.
“Este premio destaca investigaciones que utilizan los datos de MapBiomas para analizar los cambios en el uso del suelo, la cobertura vegetal y las transformaciones territoriales en el país”, aseveró.
El trabajo que recibió este galardón se titula como Territorial Transformation and Agricultural Decline under Climate Change in Venezuela y forma parte del libro sobre cambio climático en la agricultura venezolana que saldrá publicado muy pronto por la editorial Springer, adelantó Olivares.

“Este trabajo es el capítulo introductorio y allí se utilizaron herramientas de inteligencia artificial, análisis geoespacial y visualización de datos para describir cómo el cambio climático y las presiones socioeconómicas han afectado la productividad agrícola y los ecosistemas en distintas regiones del país. Lo que buscamos con este tipo de investigaciones es ofrecer una visión científica que ayude a tomar decisiones más informadas sobre cómo planificar el territorio, proteger los recursos naturales y fortalecer la seguridad alimentaria”, detalló.
Olivares señala que esta Mención Honorífica “simboliza un puente entre Venezuela y la comunidad científica internacional”. Además, consideró que es una muestra de que, “aun desde contextos difíciles, los investigadores venezolanos podemos seguir aportando conocimiento y soluciones a los grandes retos que enfrenta nuestro territorio”.
Una investigación entre España, Venezuela y Colombia
En la actualidad, este ingeniero venezolano está trabajando en analizar la calidad de los suelos, la productividad del banano y el manejo del hongo Fusarium oxysporum f. sp. TR4, la calidad del suelo y la productividad del cambur.
El interés por estos temas nació de su preocupación por entender “cómo los cultivos más importantes para la seguridad alimentaria y la economía de nuestros países pueden mantenerse productivos frente a los grandes desafíos ambientales”.
“El banano, o el cambur como le decimos los venezolanos, es un ejemplo perfecto de esa realidad. En Venezuela y, en gran parte de América Latina, este cultivo no solo tiene valor comercial, sino también social y cultural; es sustento de miles de familias campesinas. Sin embargo, su futuro está amenazado por la degradación de los suelos y la expansión del hongo TR4, conocido como el causante del ‘mal de Panamá’, una enfermedad devastadora que ha afectado plantaciones en todo el mundo”, advirtió.

Olivares explicó que al comenzar a investigar sobre esto, se dio cuenta de que el suelo “es el punto de partida de todo” y que de su salud depende la productividad, la resistencia de enfermedades y la sostenibilidad de los sistemas agrícolas.
“Por eso, en mis estudios busco relacionar las propiedades del suelo con el rendimiento de los cultivos y con la aparición de enfermedades, utilizando herramientas como el análisis geoespacial, la inteligencia artificial y modelos predictivos”, agregó.
El apoyo internacional para este proyecto
En este trabajo, contó con la orientación y el apoyo de otros profesionales venezolanos: Juan Carlos Rey (UCV–INIA) y Deyanira Lobo (FAGRO–UCV). Agregó que los tres comparten el compromiso de fortalecer la investigación en esta área a través de su participación en la Sociedad Venezolana de la Ciencia del Suelo, una comunidad que impulsa el estudio, la innovación y la formación en este ámbito esencial para el desarrollo del país.
Además, cuenta con la participación de colegas de otros países, como Colombia, donde tuvo el apoyo de la Corporación colombiana de investigación agropecuaria (Agrosavia) y empresas colombianas del sector bananero, y de España, tuvo el apoyo de sus directores de tesis doctoral: Blanca Landa y José Alfonso Gómez del CSIC.
“Uno de los proyectos más destacados fue el estudio Mapping of the Susceptibility of Colombian Musaceae Lands to a Deadly Disease: Fusarium oxysporum f. sp. cubense Tropical Race 4, donde trabajamos en el mapeo de la vulnerabilidad de los suelos colombianos ante la enfermedad. También colaboré en la investigación Soil Predisposing Factors to Fusarium oxysporum f. sp. cubense TR4 on Banana Crops of La Guajira, Colombia, en la que analizamos las propiedades edáficas que pueden favorecer la presencia y propagación del hongo en esa importante zona productora”, añadió.

En este sentido, calificó la experiencia como “muy enriquecedora”, debido a que le permitió conocer de cerca cómo la articulación entre la academia, el sector productivo y las instituciones de investigación puede generar soluciones reales y sostenibles. Además, contribuyó a fortalecer lazos científicos entre los tres países.
“La cooperación regional es clave para enfrentar amenazas comunes como el TR4 y para avanzar hacia una agricultura más resiliente y sostenible en toda América Latina”, resaltó.
Los proyectos a futuro de Barlin Olivares
En el futuro, el ingeniero Barlin Olivares espera seguir desarrollando investigaciones que combinan agricultura y tecnología, siempre con un enfoque práctico que aporte soluciones al sector agroalimentario.
“En este momento, una de las líneas que más me entusiasma está relacionada con el proyecto CitriData, que busca crear un espacio federado de datos, modelos y servicios para el sector citrícola de Andalucía. Dentro de este proyecto, estamos trabajando en el desarrollo de un modelo predictivo para la identificación automatizada de la mosca de la fruta (Ceratitis capitata), una de las plagas más importantes que afectan a los cítricos en la región mediterránea”, adelantó.
Para este proyecto, han utilizado herramientas como la inteligencia artificial y visión por computadora; también han empleado un aprendizaje profundo. El experto venezolano espera que con esta investigación puedan, además de detectar y clasificar la plaga en tiempo real, reducir el uso indiscriminado de productos fitosanitarios.
Asimismo, informó que también han avanzado en crear las bases hacia una Red Digital Fitosanitaria de Andalucía. Se trata de una plataforma que permitirá integrar datos de monitoreo, alertas, imágenes, sensores y modelos predictivos en un sistema único, accesible para investigadores, técnicos y agricultores.

“Este tipo de herramientas representan el futuro de la agricultura inteligente: combinan ciencia, datos abiertos y colaboración para mejorar la productividad y la sostenibilidad del sector. Mi objetivo es seguir impulsando esta línea, conectando la investigación en inteligencia artificial y análisis de datos con los desafíos reales del campo, no solo en España, sino también en Venezuela y América Latina”, agregó.
Olivares manifestó su interés en que estos avances tecnológicos puedan adaptarse a distintas realidades agrícolas, para que puedan servir tanto para los grandes sistemas productivos como para los pequeños agricultores.
El proyecto YOUTH-AGROTECH
Por otro lado, tiene previsto liderar el proyecto YOUTH-AGROTECH: Potenciación de Jóvenes y Mujeres en Ciencia de Datos con Inteligencia Artificial Inclusiva para la Transformación Social en Sistemas Agroalimentarios, una iniciativa internacional financiada por la UCO y que se desarrollará en Arequipa, Perú.
“Este proyecto nace de una convicción muy personal: la necesidad de formar y empoderar a jóvenes y mujeres estudiantes de entornos rurales en el uso de tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, el análisis de datos y la automatización agrícola, para que puedan convertirse en agentes de cambio dentro de sus comunidades”, agregó.

De acuerdo con Olivares, el objetivo de esta iniciativa es combinar la innovación tecnológica con la inclusión social, creando espacios de capacitación, cooperación y cocreación entre universidades, centros de investigación y productores locales.
“Queremos demostrar que la inteligencia artificial puede ser inclusiva y accesible, y que puede contribuir a mejorar la productividad, la sostenibilidad y las oportunidades en el campo latinoamericano”, concluyó.
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