En su desesperación por evadir las acusaciones de fraude y estafa que pesan sobre ellos, los hermanos venezolanos Chamel y José Gaspard Morell, actualmente residentes en Panamá, han optado por una táctica de distracción, señalando a terceros en un intento por desviar la atención de sus propios actos ilícitos.
Sobre los hermanos pesan órdenes de detención emitidas por la Interpol y solicitudes de extradición hacia Venezuela, debido a los múltiples fraudes de los que se les acusa. No obstante, han recurrido a los servicios de la red de mercadeo digital del político y asesor de relaciones públicas Aldo López Tirone, conocido como «El Lobo» o «The Wolf», que incluye diversas redes sociales y portales web, como impactopanama.com, con el objetivo de tejer una red de encubrimiento.
Se presume que su estrategia busca dirigir las miradas hacia otros individuos, mientras los hermanos Gaspard Morell intentan, simultáneamente, silenciar y obtener la complicidad de ciertas autoridades panameñas para evitar su captura y posterior extradición a Venezuela.
Además, es sabido que existen casos abiertos por fraude contra los hermanos en Estados Unidos y España, lo cual agrava aún más su situación legal a nivel internacional.
Campaña de desprestigio orquestada por los Gaspard Morell contra una de sus víctimas
Los hermanos Gaspard Morell, enfrentando órdenes de detención internacional y solicitudes de extradición, han intensificado sus esfuerzos para desviar la atención pública de sus propios delitos. Para ello, han puesto en marcha una calculada campaña de desprestigio, utilizando la red de mercadeo digital de Aldo López Tirone.
Esta campaña se centra en desacreditar a una de sus víctimas, quien irónicamente se convierte así en doblemente afectada: primero por el fraude sufrido a manos de los hermanos y ahora por esta ofensiva mediática.
Mediante videos que emplean narradores generados por inteligencia artificial, la campaña difama a la víctima, presentándola falsamente como un empresario venezolano con conexiones al chavismo y como un operador clave en la red de corrupción de Odebrecht, escándalo que tuvo repercusiones en toda América Latina.
Las acusaciones infundadas no se detienen allí; se le imputa la utilización de empresas fachada y estructuras financieras en Panamá para desviar fondos ilícitos, así como irregularidades en la adquisición de acciones bancarias.
Estas acciones, según la campaña difamatoria, ponen en riesgo la confianza en el sistema financiero panameño. Resulta paradójico que la misma campaña haga un llamado urgente a combatir la corrupción transnacional, argumentando que Panamá tiene la oportunidad de demostrar su compromiso con la justicia y la transparencia.
Omisiones en la campaña de desprestigio y la realidad judicial de la víctima
En la campaña de desprestigio impulsada por los hermanos Gaspard Morell contra una de sus víctimas, se omite un detalle crucial: la persona atacada fue absuelta de todas las acusaciones en su contra tras investigaciones realizadas por la justicia suiza. Este hecho, convenientemente ignorado por los Gaspard, desmantela la credibilidad de las difamaciones.
Cabe recordar que la justicia suiza ha colaborado con Panamá en investigaciones previas, como el caso Blue Apple o los Papeles de Panamá, contribuyendo a la exoneración de individuos en dichas situaciones.
De manera análoga, en el caso de la víctima de los Gaspard, la misma justicia suiza no encontró evidencia alguna que sustentara las acusaciones.
Por otro lado, la conducta de los hermanos Gaspard Morell en Panamá contrasta marcadamente. Las evidencias apuntan a que ellos sí han cometido una serie de delitos en el país, desafiando a las autoridades y violando las leyes locales. Además, recaen sobre ellos sospechas fundadas de evasión fiscal, tanto dentro como fuera de Panamá, lo cual repercute negativamente en la imagen internacional del país, contribuyendo a su calificación como paraíso fiscal y su inclusión en listas grises internacionales.
Vinculaciones peligrosas y la protección de los Gaspard Morell en Panamá
Las investigaciones deben profundizar también en las conexiones de los hermanos Gaspard Morell con políticos venezolanos. Se presume que estos individuos habrían transferido fondos a Panamá con el fin de legitimarlos, utilizando a los hermanos como intermediarios en estas operaciones financieras ilícitas.
Otro aspecto preocupante es la protección de la que han gozado los Gaspard Morell en Panamá, proveniente de funcionarios de la administración del expresidente Laurentino Cortizo y de otros que han asumido nuevos roles en el gobierno actual.
Esta situación de impunidad no solo proyecta una imagen negativa de Panamá y su sistema judicial, sino que también evidencia la audacia de los hermanos al intentar utilizar a los medios de comunicación panameños para desviar la atención pública de sus propios delitos y dirigirla hacia sus víctimas.
Es crucial que la Fiscalía de Panamá, el Ministro de Seguridad Pública, Frank Abrego, y todas las autoridades pertinentes, tomen cartas en el asunto y comprendan la gravedad de los delitos imputados a los hermanos Gaspard Morell, así como la impunidad que hasta ahora les ha beneficiado.
Cabe reiterar que la justicia internacional ya ha absuelto a la víctima de los ataques, y las autoridades panameñas no han encontrado indicios de actividad delictiva por su parte.
El silencio cómplice y la inacción solo sirven para erosionar la confianza en el sistema de justicia panameño y perpetuar la imagen de Panamá como refugio para delincuentes internacionales, mientras prevalece la impunidad en el caso de los hermanos Gaspard Morell.
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