La grasa visceral se ha convertido en un tema central en la investigación médica por su estrecha relación con las enfermedades cardiovasculares. Este tipo de tejidos se acumula alrededor de órganos internos como el hígado y el corazón, y suele pasar desapercibido en los chequeos rutinarios.
Las investigaciones recientes del Colegio Americano de Cardiología señalan que la grasa abdominal profunda desempeña un papel decisivo en la aparición de insuficiencia cardíaca, que impacta a millones de personas en el mundo.
Por ese motivo, su reducción se plantea actualmente como una prioridad para disminuir la incidencia de patologías cardíacas en la población y que no está vinculada únicamente a personas con obesidad.
Grasa visceral y su relación con la insuficiencia cardíaca
El sitio web del Colegio Americano de Cardiología define que la grasa visceral funciona como un tejido activo dentro del cuerpo y no como un simple depósito, por lo que puede afectar el equilibrio general del organismo. Cuando su nivel es alto, puede incidir en el desgaste de los órganos y en particular del corazón.
De acuerdo con esta información, los efectos de estos tejidos también afectan la forma en que las células aprovechan los nutrientes y generan energía. Esa alteración cambia el metabolismo y crea un círculo de complicaciones. El corazón, por ejemplo, recibe menos recursos para cumplir con su función y enfrenta condiciones más difíciles para mantener un bombeo eficaz. Con los años, este proceso contribuye a que aparezca la insuficiencia cardíaca.
Los especialistas explican que la grasa visceral puede interferir en la comunicación entre órganos. El tejido graso libera señales químicas que alteran el trabajo del hígado, del páncreas y del sistema vascular. Si el sistema cardiovascular pierde estabilidad, el corazón se ve obligado a compensar con un esfuerzo mayor. Esa sobrecarga es una de las vías que lleva al deterioro progresivo del músculo.
La detección temprana y la buena alimentación como mecanismos de prevención
Los expertos coinciden en que el estilo de vida juega un papel decisivo. Se le recomienda a las personas mantener un estilo de vida saludable y realizar actividad física para reducir de manera significativa la grasa visceral. También recomiendan disminuir el consumo de azúcares y grasas saturadas.
Por otra parte, la detección temprana es parte esencial de la prevención. Existen métodos médicos que permiten medir con precisión este tipo de tejido, como la resonancia magnética o la tomografía. Sin embargo, en la práctica cotidiana, la circunferencia de la cintura se utiliza como un indicador sencillo y accesible. Detectar un aumento en esta medida puede servir de alerta para consultar al médico.
«Las campañas educativas cumplen un papel central en la prevención al mostrar que la grasa visceral también puede afectar a personas sin obesidad, lo que refuerza la conciencia sobre la necesidad de realizar controles médicos y mantener hábitos de vida saludables.
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