Ni la guerra arancelaria, ni la política migratoria, ni siquiera el fantasma del fentanilo o la agenda de seguridad. En un año largo desde que Donald Trump llegó al poder, no ha habido ninguna reunión cara a cara entre el presidente de Estados Unidos y la mandataria de México, Claudia Sheinbaum. Ha tenido que ser el fútbol, el sorteo del Mundial del año que viene, el que propicie el primer encuentro entre los mandatarios vecinos. Este jueves Sheinbaum viajará a Washington para mantener al día siguiente una breve reunión a tres bandas junto con el primer ministro canadiense, Mark Carney. El encuentro llega en un momento delicado en la relación bilateral, ya de por sí tensa desde el regreso de Trump a la Casa Blanca y sus constantes ataques al vecino del sur. La insistencia del republicano en plantear la posibilidad de una intervención militar en territorio mexicano para combatir al crimen organizado tiene en vilo a las autoridades mexicanas y ha puesto a prueba los límites de la relación entre los dos socios norteamericanos.
