Las escenas resultan asombrosas. Mujeres y hombres, de todas las edades y condición física, zigzagueando y arrastrándose por el suelo fusil en mano. Ocultándose con rapidez detrás de montículos para evitar el fuego contrario. Apuntando y disparando con la mayor precisión posible. Cruzando un río por la superficie agarrados a una soga. Subidos a un árbol divisando el horizonte con unos prismáticos. El enemigo parece a las puertas.