La Policía Federal de Brasil detuvo el 22 de noviembre al expresidente de ese país, Jair Bolsonaro, de forma preventiva por orden del Tribunal Supremo Federal. La medida señala que se realizó para “garantizar el orden público”, antes de que comenzara a ejecutarse su condena de 27 años de prisión por intento de golpe de Estado.
El exmandatario se encontraba desde agosto bajo arresto domiciliario en Brasilia, y fue trasladado a una dependencia de la Policía Federal de Brasil. Justamente el 21 de noviembre sus abogados introdujeron una petición para que pudiera cumplir su pena en casa debido a su delicado estado de salud. Hasta el momento el tribunal ha rechazado cada una de las apelaciones de la defensa, las cuales han retrasado la ejecución de su condena.
El 11 de septiembre de 2025, Bolsonaro fue condenado por la Primera Sala del Tribunal Supremo por la sublevación de varios militares y miembros de su gabinete ministerial para impedir una transición tras la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones de 2022. Esto marcado además por actos de vandalismo de sus seguidores, quienes poco después de la investidura de Lula, provocaron disturbios en Brasilia, asaltando el edificio del Congreso.
Intento de fuga
De acuerdo con la orden del Tribunal Supremo, la decisión de pasar a Bolsonaro de arresto domiciliario a prisión preventiva fue motivado por un posible intento de fuga. Señala que las autoridades detectaron una “violación del equipamiento de monitoreo electrónico” poco antes de iniciar una manifestación que, a su juicio, ponía en riesgo el orden público y la efectividad de la ley penal.
“La información confirma la intención del condenado de romper la tobillera electrónica para asegurar el éxito de su fuga, facilitada por la confusión causada por la manifestación convocada por su hijo”, expresó la orden emitida por el juez Alexandre de Moraes.
Justamente, el senador Flávio Bolsonaro había convocado el 21 de noviembre a una vigilia para exigir un proceso justo en el juicio contra su padre, de 70 años de edad. Cabe destacar que el exmandatario se encuentra en delicado estado de salud por problemas intestinales derivados de una puñalada que recibió en el año 2018 durante un acto de campaña. Esto lo ha llevado a ser operado en tres ocasiones, y el 16 de septiembre pasó varios días hospitalizado por “una crisis de hipo y vómitos”, poco después de anunciarse su sentencia.
Por su parte, las autoridades brasileñas refuerzan sus medidas contra el presidente tras la fuga de varios funcionarios acusados por el intento de golpe de Estado de 2022, entre ellos Eduardo Bolsonaro, el otro hijo del expresidente quien en ese entonces era diputado. El tribunal también emitió orden de captura internacional contra el exjefe de inteligencia del gobierno de Bolsonario, Alexandre Ramagem, quien aparentemente huyó a Estados Unidos.
Las investigaciones apuntan a que Ramagem, ahora diputado, dejó Brasil en septiembre a través del estado de Roraima, fronterizo con Venezuela, y continuó de forma clandestina hacia ese país o hacia la Guayana Francesa, antes de poner rumbo a Estados Unidos.
Seguidores molestos
Un grupo de seguidores de Lula da Silva se congregó frente a la Superintendencia de la Policía Federal de Brasilia para celebrar la detención de Bolsonaro. Algunos treparon los muros perimetrales para gritar consignas o tocar instrumentos. Mientras tanto, varios políticos aliados del expresaron expresaron su indignación en redes sociales y reiteraron su propuesta de una amnistía en el Congreso que lo beneficie a él y al resto de condenados por intento de golpe de Estado.
“¡La prisión de Jair Bolsonaro es la mayor persecución política de la historia de Brasil!”, afirmó en sus redes sociales el diputado Sóstenes Cavalcante, jefe en la Cámara Baja del Partido Liberal (PL), que lidera el exmandatario.
Michelle Bolsonaro, ex primera dama, dijo en sus redes sociales que “confía en la Justicia” y que “no desistirá” de Brasil. En un mensaje plagado de referencias religiosas, agradeció la comprensión y muestras de apoyo de sus seguidores. “Seguimos orando. Brasil necesita nuestra intercesión”, añadió.
La senadora Damares Alves, quien fue ministra de la Mujer y la Familia durante el gobierno de Bolsonaro (2019-2022), confía en que la Cámara de Diputados “vote inmediatamente una amnistía”. El proyecto de amnistía es la principal bandera del PL, que llegó a un boicot bloqueando otros proyectos en la Cámara de los Diputados hasta que no se discuta su propuesta. Sin embargo, el texto no ha encontrado consenso entre las propias facciones bolsonaristas, lo que ha demorado su avance.
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