Especial Santos Luzardo-
Lo que más me gusta de las crónicas que escribe el excelso Antonio María Delgado para el diario El Nuevo Herald es que casi siempre, cuando es puesto al descubierto por hacer “omisiones convenientes” en sus historias o versiones descaradamente manipuladas de la realidad, termina fingiendo demencia o apelando a alguna fuente secreta a quien, por motivos sentimentales, no puede exponer, ya que podría poner en riesgo su seguridad. Son años siguiendo sus fascinantes novelas al mejor estilo de la laureada escritora española Sonsoles Onega.
Pocas horas atrás, Delgado acaparaba la página principal del conocido diario con este titular: “Este magnate de Florida orquestó intercambio de petróleo por migrantes de Trump con Maduro”. Su narrativa continuaba de la siguiente forma: “Un magnate de Florida con estrechos vínculos con el Partido Republicano organizó la reciente reunión entre el gobernante venezolano Nicolás Maduro y un enviado especial del presidente Donald Trump, sentando las bases para un importante acuerdo que permitiría al régimen socialista aumentar sus ventas de petróleo a los Estados Unidos a cambio de aceptar cientos de miles de deportados venezolanos”. Fuentes familiarizadas con las negociaciones dijeron al Miami Herald que el empresario Harry Sargeant III, del condado de Palm Beach, un importante donante del Partido Republicano que ha tratado de ampliar sus anteriores negocios de petróleo y asfalto en Venezuela, trabajó tras bastidores para facilitar la reunión entre Maduro y el enviado, Richard Grenell, un diplomático durante el primer mandato de Trump.
Sus conversaciones llevaron al acuerdo en el que el hombre fuerte socialista aceptó el ingreso de los futuros vuelos de venezolanos deportados por la administración Trump, una decisión que de inmediato enfureció a los venezolanos en el sur de Florida que contaban con el estatus migratorio temporal y que ahora temen ser enviados de regreso a una nación inmersa en el colapso económico y gobernada por un sangriento régimen que enfrenta acusaciones por cometer crímenes de lesa humanidad.
Más adelante, el extenso trabajo expone: “Desde 2017, Sargeant se ha reunido con Maduro y otros altos funcionarios venezolanos de PDVSA para discutir oportunidades de negocios de petróleo y asfalto, según informes publicados y fuentes familiarizadas con sus reuniones”. Al menos, según Antonio María Delgado, Sargeant ha tenido otras operaciones petroleras en Venezuela, y sus tratos en el país se remontan a antes de que Trump impusiera sanciones a PDVSA durante su primera administración. Sus tratos con Venezuela continuaron durante la administración Biden. Cualquiera que haya sido el papel que desempeñó Sargeant entre bastidores en la coordinación de la reunión entre el enviado de Trump y Maduro el mes pasado, estos parecen haber tenido éxito. La licencia del Tesoro de Chevron fue renovada, un evento que se esperaba que ocurriera automáticamente a menos que la administración Trump lo hubiera detenido.
A cambio, Maduro también liberó a seis estadounidenses encarcelados en Venezuela en un intento de hacerle saber a la nueva administración que está dispuesto a trabajar con Trump para mejorar la relación entre las dos naciones. Hasta ahora, las pocas señales que salen de la Casa Blanca han sido alentadoras para el hombre fuerte socialista. “Están haciendo lo correcto en Venezuela”, dijo Trump a los periodistas esta semana desde la Casa Blanca. En lo que constituye un cambio en la forma en que el gobierno de Estados Unidos ve las condiciones en Venezuela, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, afirmó “mejoras notables” en varias áreas del país, como la economía, la salud pública y la delincuencia, en un memorando que justifica el fin de una política: el Estatus de Protección Temporal (TPS), que protege a muchos venezolanos en Estados Unidos de la deportación.
Posteriormente, el periodista venezolano se extiende en explicaciones y argumentos para exponer a Nicolás Maduro como el peor de los autócratas del continente, el causante de la mayor diáspora de la historia, así como las graves acusaciones por violaciones de derechos humanos, fraude electoral, persecuciones, violencia, represión y agresiones contra periodistas y medios de comunicación. Pero el mayor temor es que Maduro logre con éxito que se retire una acusación federal en su contra por cargos de tráfico de drogas, así como la recompensa de $25 millones ofrecida por información que conduzca a su captura. Además de esta posible concesión, Maduro también estaría interesado en lograr que la administración Trump levante las sanciones a PDVSA, que han afectado severamente la capacidad de la empresa estatal para vender petróleo.
La licencia renovada de Chevron es de particular importancia para Sargeant, dado que proporciona el petróleo que está utilizando para su negocio de asfalto. Venezuela tiene un tipo de crudo pesado que es óptimo para el asfalto, que se produce mediante un proyecto de empresa conjunta dirigido por PDVSA y Chevron.
CIUDAD GÓTICA
No nos sorprende la mezquindad y falta de ética de algunos periodistas como Antonio María Delgado. No es la primera vez que cuestionamos sus acciones. El pasado 23 de octubre de 2023, ciudadgóticanews.com publicó una extensa investigación sobre Harry Sargeant III, anticipándose a Bloomberg y El Pitazo, entre otros, aportando reveladoras informaciones que hoy es necesario rescatar. Su empresa, Global Oil Management Group, presentó entonces un ambicioso proyecto para reactivar la refinería Isla en Curazao, que fue operada por la petrolera venezolana PDVSA hasta finales de 2019. El plan consistía en producir y exportar asfalto de alta calidad, utilizando petróleo crudo proveniente de Venezuela, que está considerado como el mejor del mundo para tal fin.
Para lograr su objetivo, Global Oil solicitó una licencia a la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) de Estados Unidos, que le permitiera comprar crudo y productos petroleros de Venezuela. La empresa argumentó que su propuesta beneficiaría a Estados Unidos y Puerto Rico, que enfrentaban una escasez de asfalto. Además, aseguraba que mejoraría la calidad de las carreteras en esos países. Un contrato de cinco años con la refinería Isla.
Finalmente, Global Oil Management Group, cuya sede se encuentra registrada en Boca Ratón, Estados Unidos, firmó en junio de 2023 (gobierno de Joe Biden) un acuerdo con Refinería di Korsou (RdK) y Curaçao Refinery Utilities (CRU), que le garantiza el uso de las instalaciones y servicios de la refinería Isla por un período de cinco años. El contrato establece que Global Oil debe pagar una suma mensual de alrededor de medio millón de dólares por alquilar las instalaciones, y al menos 2 millones de florines (1,12 millones de dólares) a RdK y CRU. La empresa estadounidense ha demostrado su seriedad al depositar cantidades sustanciales en su cuenta bancaria local en Curazao para iniciar las obras de mejora de las instalaciones petroleras curazoleñas.
La refinería Isla necesita alrededor de 2 mil millones de dólares en reparaciones e inversiones para restaurar su capacidad total de alrededor de 335.000 barriles por día. El plan es activar la refinería en fases, comenzando con asfalto y, eventualmente, reiniciando la destilación de crudo. La refinería Isla tiene una larga historia en Curazao. Fue construida en 1918 por la empresa holandesa Shell, que la operó hasta 1985. Luego, fue arrendada por el gobierno local a PDVSA, que la usó como centro de almacenamiento y despacho de hidrocarburos a los mercados asiáticos hasta 2019. Nunca fue propiedad de PDVSA o del estado venezolano como muchos creíamos. PDVSA abandonó la refinería, dejándola en muy malas condiciones.
En algunos medios de comunicación se aseguró que la refinería Isla en Curazao había sido abandonada por PDVSA en 2019, luego de que comenzaran las sanciones petroleras de Estados Unidos a Venezuela. Sin embargo, más que las sanciones, el abandono de PDVSA a la refinería Isla fue producto más de la desidia, los malos manejos y la negligencia que de las sanciones de Estados Unidos a Venezuela. En 2016, Curazao firmó un preacuerdo con una empresa china para operar la refinería Isla, pero el proyecto no prosperó. Global Oil Management Group gestionó un permiso similar al que tiene Chevron, que la autoriza para comprar petróleo crudo de Venezuela. Su petición fue presentada a la OFAC a través de su sucursal en Curazao, CORT, en agosto de 2023 y fue entonces aprobada.
Harry Sargeant III: El magnate republicano con más negocios en Venezuela.
Harry Sargeant III es un empresario estadounidense que se ha dedicado al transporte y la energía, con intereses en aviación, refinerías, comercio de petróleo, combustibles alternativos y transporte marítimo de petróleo y asfalto. También es el dueño de International Oil Trading Company (IOTC), una empresa que suministraba combustible de aviación al ejército estadounidense en Irak. Además, es un importante donante y financista del Partido Republicano, muy cercano a Donald Trump y su exabogado Rudy Giuliani. Sargeant fue oficial y piloto de combate del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos. Su familia siempre se ha dedicado al transporte marítimo de asfalto. Su empresa Sargeant Trading cuenta con la mayor flota de buques cisterna y barcazas de asfalto del mundo. A lo largo de su vida ha protagonizado grandes escándalos.
Salida en falso.
En enero de 2019, se anunció un acuerdo entre PDVSA y Erepla Services LLC, una firma de energía poco conocida que es propiedad parcial de Sargeant. Según un comunicado de la empresa estadounidense, el plan era invertir unos 500 millones de dólares en la operación de tres campos petroleros en Venezuela: Tía Juana Lago y Rosa Mediano, en el estado Zulia, y Ayacucho 5, en la Faja Petrolífera del Orinoco. Eso bajo la gestión del entonces ministro de petróleo venezolano, presidente de PDVSA, Manuel Quevedo, en cuya administración se empezó a gestar el caso PDVSA-Cripto. El acuerdo en 2019 le otorgaba a Erepla una “participación gerencial mejorada” en los proyectos y la responsabilidad de adquisiciones, lo que suponía una diferencia clave con las empresas mixtas establecidas en la nacionalización petrolera de 2006, donde PDVSA tiene pleno control operacional. El contrato era similar a los que se habían revertido en esa nacionalización, lo que evidenciaba ya en 2019 la necesidad de Venezuela de recurrir a empresas sin experiencia para frenar la caída masiva de producción. Sin embargo, el acuerdo nunca se materializó debido a las sanciones petroleras impuestas por la administración de Trump a Venezuela. Erepla Services LLC se había registrado dos meses antes del anuncio del acuerdo, en el estado de Delaware, lo que generaba dudas sobre su capacidad y trayectoria.
Amor y odio.
No era la primera vez que Harry Sargeant III y PDVSA hacían tratos. Entre 2006 y 2008, la estatal venezolana recibió 52 millones de dólares luego de que una compañía de propiedad parcial de Sargeant fuera acusada de no pagar por varios envíos de crudo entre 2002 y 2003, según documentos judiciales. Ello revela que Sargeant ha mantenido relaciones petroleras con Venezuela desde hace por lo menos dos décadas.
Harry Sargeant III, a pesar de ser republicano y de las consabidas diferencias entre Trump y Maduro, continuaría en Venezuela de la mano del magnate naviero venezolano Wilmer Ruperti. A pesar de la relación, ambos se enfrentaron en una demanda judicial en el año 2017. Sargeant III acusó a Ruperti y a su empresa Maroil Trading Inc. de defraudarlo por más de 40 millones de dólares. La demanda, presentada en el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito Sur de Florida, se centró en un acuerdo de liquidación realizado en 2014 entre Maroil Trading y la empresa petrolera estatal venezolana PDVSA sobre contratos de transporte marítimo impagados. Sargeant III alegó que Ruperti y Maroil Trading le ocultaron el acuerdo de liquidación de 177.6 millones de dólares y luego malversaron los fondos. Según los documentos judiciales, Sargeant III poseía una participación del 25% en Latin American Investments Ltd. (LAIL), que tenía empresas conjuntas de transporte marítimo con las empresas de Ruperti, Maroil Trading y Sea Pioneer Shipping. LAIL y las firmas de Ruperti presentaron reclamaciones de arbitraje contra PDVSA en 2011 y 2012 por incumplimiento de contratos. En 2014, LAIL autorizó a Ruperti a negociar un acuerdo con PDVSA sobre las reclamaciones. Sin que Sargeant III y LAIL lo supieran, Ruperti aseguró un acuerdo de liquidación de 177.6 millones de dólares con PDVSA en diciembre de 2014. Ruperti luego arregló que los fondos del acuerdo se pagaran a sus empresas, no a LAIL como Sargeant III alegaba que debería haber sido. La demanda alegaba que Ruperti ocultó activamente la liquidación a Sargeant III y engañó a LAIL sobre el estado de las negociaciones con PDVSA. Creyendo que no se había llegado a ningún acuerdo, Sargeant III aceptó. Si Sargeant III hubiera sabido sobre el acuerdo de liquidación de 177.6 millones de dólares, no habría renunciado a sus acciones en LAIL sin nada a cambio. En 2017, Sargeant III buscaba más de 40 millones de dólares en daños de Ruperti y Maroil Trading por fraude, ocultamiento y conspiración civil. La demanda fue desestimada en el año 2018, luego de que Ruperti pidiera la desestimación, entre otros motivos, por falta de jurisdicción.
A pesar de las numerosas controversias que han rodeado la trayectoria empresarial y política de Harry Sargeant III, su compañía Global Oil Management Group recibió finalmente de la administración Biden la ansiada licencia para comprar petróleo venezolano y producir asfalto en Curazao. Sargeant tuvo éxito donde otros han fracasado. Su lobby y sus contactos políticos en la turbulenta Venezuela de Maduro dieron sus frutos y, al parecer, la buena racha continuará. Se atrevió, arriesgó y ganó.
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