Crujirse los nudillos es una de las acciones más comunes en las personas para, supuestamente, relajar tensión general. Sin embargo, esta práctica ha sido objeto de debate por los efectos negativos.
Un estudio publicado en 2017 en Clinical Orthopaedics and Related Research indicó que entre el 25 % y el 45 % de la población de todo el mundo realiza esta acción con frecuencia, lo que demuestra que se trata de una práctica común.
Entre los mitos que rodean a crujir o sonarse los dedos está la idea de que podría causar artritis. Sin embargo, varias investigaciones científicas explican y revelan lo contrario.
“Los nudillos están protegidos por una cápsula que contiene líquido sinovial, que contiene nutrientes y también lubrica las articulaciones. Cuando uno hace crujir los nudillos al estirar, doblar o torcer los dedos, la presión negativa puede causar una variedad de gases, incluido nitrógeno o dióxido de carbono, que se introducirá temporalmente en la articulación”, explicó la doctora Magdalena Cadet, asistente de medicina de la Escuela de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York, en una publicación en la página web de Livestrong.
La especialista señaló que a veces el sonido proviene del movimiento de tendones y ligamentos alrededor de la articulación. Aclaró que no es posible repetir el chasquido inmediatamente, ya que los gases tardan hasta media hora en volver a disolverse en el líquido sinovial.

Crujir los nudillos y la artritis
Un estudio de Journal of the American Board of Family Medicine publicado en marzo de 2011 indicó que la prevalencia de la artritis era igual entre quienes crujían los nudillos y quienes no.
Un caso famoso es el experimento de un médico de California, quien durante décadas crujió solo los nudillos de una mano y luego comparó radiografías de ambas. Los resultados, que fueron publicados en la revista Arthritis Rheumatology en mayo de 1988, mostraron que no había diferencias entre ambas extremidades.
Sin embargo, sí hay investigaciones que reportan efectos adversos al crujirse los nudillos. Algunos de ellos son: dislocaciones o lesiones de tendones cuando la maniobra se hace con demasiada fuerza.
En un estudio de 1990, que comparó a 74 personas con este hábito y 226 sin él, halló que quienes lo practicaban tenían menor fuerza de agarre y mayor frecuencia de hinchazón, aunque no más artritis.

Aunque el hábito de sonarse los dedos puede ser inofensivo, expertos recomiendan a las personas consultar con un especialista si aparecen síntomas de dolor, hinchazón, disminución de la movilidad o pérdida de fuerza.
Estas molestias pueden estar relacionadas con crepitación, un ruido articular que aparece con el movimiento y puede indicar lesiones, artritis, tendinitis o inflamación de tejidos cercanos.
Desencadenantes de crujir los nudillos
La práctica de crujir podría estar relacionada con alguna condición como el estrés o ansiedad, por lo que especialistas recomiendan poder gestionar estas emociones para reducir esta práctica.
Otros desencadenantes son:
-Aburrimiento
-Necesidad de liberar tensión
Recomendaciones:
-Hacer ejercicio
-Realizar respiraciones controladas
-Meditar
-Realizar pausas activas durante el día
Por otro lado, el hábito se puede sustituir realizando estiramiento de las manos y antebrazo, movimientos suaves, usando pelotas antiestrés y colocándose anillos de silicona, como alternativas para aliviar el estrés.
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