Las enfermedades de la piel suelen pasar inadvertidas hasta que afectan la rutina diaria de quienes las padecen. Una de ellas es la urticaria crónica, que se manifiesta con brotes recurrentes de ronchas, acompañadas de picazón intensa y capaces de alterar el descanso nocturno, las jornadas laborales y las actividades cotidianas.
La página web de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, MedLine Plus, y la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) señalan que aunque no representa un riesgo vital inmediato, su carácter persistente convierte a este trastorno en un desafío médico y personal que, en muchos casos, se prolonga durante meses o incluso años.
Este tipo de urticaria se diferencia de la forma aguda por su duración. Mientras que la mayoría de las erupciones desaparecen en cuestión de días o semanas, la variante crónica se mantiene activa por más de seis semanas, con la posibilidad de repetirse de manera intermitente.
Los síntomas incluyen habones rojizos que aparecen y desaparecen en distintas zonas del cuerpo, con variaciones en tamaño e intensidad. En ocasiones, los pacientes también presentan angioedema, una inflamación más profunda de la piel y mucosas, que puede complicar el cuadro clínico.

¿Cómo se manifiesta la urticaria crónica?
Con este trastorno los brotes de la barrera cutánea se elevan sobre la superficie de la piel y suelen variar de tamaño, desde pequeñas lesiones hasta placas más extensas.
Una de sus características más destacadas es su transitoriedad: las lesiones pueden desaparecer en cuestión de horas para reaparecer posteriormente en otras zonas del cuerpo, lo que genera un ciclo persistente que puede prolongarse durante meses o incluso años.
Ese cuadro afecta comúnmente los párpados, labios, manos o pies, y en casos más severos puede extenderse a la lengua o la garganta, lo que implica un riesgo adicional por la posible dificultad para respirar. De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, estos síntomas son producto de la liberación de histamina (sustancia química natural del cuerpo que participa en las respuestas inmunes, la digestión y la función cerebral) y otras sustancias inflamatorias en la piel.
La intensidad de la comezón y la aparición de los brotes suelen afectar la calidad de vida de los pacientes, interfiriendo con el descanso nocturno, las actividades laborales y sociales.
MedLinePlus agregó que, aunque no compromete la vida en la mayoría de los casos, el impacto físico y emocional de la urticaria crónica resulta considerable debido a la recurrencia de sus manifestaciones.

Tratamiento para la urticaria crónica
Tanto MedLinePlus como la AEDV coincidieron en que el tratamiento de la urticaria crónica representa un “desafío médico” debido a la persistencia y recurrencia de sus síntomas.
Aunque no existe una cura definitiva, los avances médicos permiten a los pacientes controlar la enfermedad y mejorar su calidad de vida.
Una de las primeras opciones de tratamiento consiste en ingerir antihistamínicos no sedantes, medicamentos que bloquean la acción de la histamina, una de las sustancias responsables de la inflamación, las ronchas y el prurito.
De acuerdo con MedLine Plus, este tratamiento se administra de forma regular y, en la mayoría de los casos, logra disminuir significativamente los síntomas. No obstante, cuando la respuesta inicial no es suficiente, los especialistas pueden indicar el aumento progresivo de la dosis o la combinación de distintos tipos de antihistamínicos.
Otra opción de tratamiento contra la urticaria crónica, en caso de que el paciente no responda de forma positiva, es la aplicación de corticoides orales. También se utilizan inmunomoduladores, fármacos que regulan la actividad del sistema inmunológico, lo que busca disminuir la reacción exagerada que desencadena los síntomas.
Además de los fármacos, los especialistas subrayan la importancia de medidas de apoyo que contribuyan a disminuir la frecuencia e intensidad de los brotes. La AEDV recomienda identificar y evitar factores desencadenantes, que pueden incluir ciertos alimentos, medicamentos, infecciones o situaciones de estrés.
Asimismo, también se necesita aprender a controlar el estrés y la ansiedad, debido a que pueden ser factores que agravan los síntomas.
El equipo de El Diario no recomienda ningún tratamiento de los anteriormente mencionados. En caso de tener algunos de los síntomas, el paciente debe acudir con un especialista para que le indique un tratamiento.
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