Al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, le gustan las metáforas relacionadas con el mundo del juego, y suele pavonearse en las negociaciones de que él y su gobierno tienen las cartas ganadoras. Este domingo, en la partida a cara de perro que disputa desde hace meses con las ciudades y Estados bajo gobierno demócrata por el control de las calles, se ha sacado un as de la manga. Para esquivar la orden de una jueza que menos de 24 horas antes le había prohibido movilizar efectivos militares en Portland, la capital de Oregón, como él deseaba, ha optado por enviar 200 soldados de la Guardia Nacional del Estado vecino de California. Pero apenas habían llegado los primeros efectivos cuando la misma jueza ha vuelto a bloquear la medida: en una nueva decisión de urgencia, prohíbe el despliegue de todo contingente de Guardia Nacional en la ciudad.